–¡Querido DJ Tempul… qué estás escuchando ahora?
–Me bajo de internet los sonidos de los videojuegos… de partidas completadas por los jugadores que le dan la vuelta a las sagas… los simuladores de vuelos espaciales son mis favoritos… son mejores que cualquier novedad editorial del mercado…
–¡Los reptilianos atacaron primero a los controladores aéreos!
–Es tan atractivo el sonido del tráfico espacial… sí, se trata de una convención pseudocultural de ruidos casi orgánicos… como el tráfago sonoro de las calles transitadas de las grandes ciudades con los cláxones antiguos recogidos en el jazz… pero se trata de dejarse llevar por los marcianos… como ir dentro del taxi de Steve Reich y atropellar al Moondog varias veces pero queriendo… y seguir el viaje tranquilamente, coleccionando desde el auto los sonidos de la calle, las sirenas de los barcos en el puerto, las sirenas industriales, de maquinarias, de ambulancias y colegios…
–¡Los reptilianos fueron después a por los médicos y los maestros!
–Ellos ya están acostumbrados a las sirenas… el éxito abrumador de Prodigy estaba en una capa de sonido donde constantemente sonaba la alarma de un despertador… era como la alarma de un submarino nuclear encallado en el Tíbet, un fortísimo zumbador que durante una hora retumba en el piso vacío si no se detiene la alarma, martirizando a los vecinos… aunque ya no quedan vecinos, porque el que no está desahuciado o ingresado en el pasillo de un hospital es porque se ha marchado a Londres o a la casita de la playa…
–¡Los reptilianos ahora se lucran vendiendo órganos humanos y los goteros de sangre donada que es pública, y ya comienzan en el racionamiento de las pensiones y el butano!
–Sí, a los reptilianos les da coraje que la gente esté viva… las personas duran demasiado con un vaso de vino en la mano, permanecen organolépticamente delante del bar o en la plaza del pueblo riéndose al sol del invierno… y encima hasta les da por bailar, tocar la guitarra y cantar, que es el colmo democrático: ¡TODO BAILA!
El despertador de Prodigy ya decía sin subliminalidades que “todo el mundo se sabe la letra”… porque el zumbido del despertador es universal… y su cante funcionó porque millones de pobres lo bailaron como condenados… los esclavos se sabían al dedillo el compás del despertador que estaba en la canción… como el carro de Manolo Escobar que siempre estuvo allí porque aparece “sin atalajes” justo al final de la letra, de la letra pequeña del contrato-canción, pero los ignorantes seguirán cantando sin llegar al final de las canciones…
–Igual ocurre con el tema de los “alfileres de colores” de Miguel Poveda, ¿quién sabe hoy qué es un alfiler?
–¡Ni de colores!… porque los reptilianos nos están toreando todos los días y la gente no se entera ni cuando les ponen las banderillas…
–¡Los reptilianos vendrán a por ti y te foguearán!
–Pues será con láser… o para llevarme a grabar un disco en Madrid… o acercarme al festival Sónar de Barcelona… donde aprovecharía para decir por seguiriya entonces:
He visto cosas que vosotros no creeríais:
tortillitas de camarones ardiendo en el sartenón,
mujeres en llamas
clavando cuchillos en las puertas del bloque
y televisores a todo volumen
a las tres de la mañana brillando en la oscuridad.
Todos esos momentos se perderán para siempre,
como la droga por la alcantarilla,
como lágrimas en el fregadero.
–¡El espacio exterior siempre ha sido un tema muy flamenco!
–Por los influjos de la luna y la chatarra sideral… la tecnología es siempre un material muy interesante por los componentes de metales preciosos… y ya se sabe que los gitanos vienen de otra galaxia, una que queda por el Cinturón de Oro, ¡acuérdate de los cayos espaciales!: los extraterrestres de Juan el Camas con Pata Negra; de El Loco Romántico sacándose un billete espacial de ida y vuelta a su Luna Verde; de EL Pele de Córdoba con las alegrías del astronauta; o de Los Planetas con La leyenda del espacio… incluso Israel Galván usó los pitidos del microondas de la marca Discovery que le dejó Kubrick para uno de sus mejores espectáculos.
¡Qapla!
Blog de David Pielfort.